España

Una derecha sin ‘agapimú’ por lo público con objetivo Podemos

Que el tema underground “Agapimú” de Ojete Calor con el remake de la canción original de Ana Belén ha sido un éxito es evidente. Tanto, como bipolar porque o se es de Resistiré o de Agapimú. Lo mismo sucede con la polarización de la política en la sociedad española. O estás con lo público o no lo estás, pero no valen medias tintas como muestra la derecha. Una derecha sin escrúpulos, la única de todas las derechas en Europa que no es capaz, ni en la peor de las crisis desde la Guerra Civil, de arrimar el hombro y mostrar unidad.

De VOX no se puede esperar nada más allá que de crispar a la sociedad, acusar al gobierno de autoritario o robar fotografías para hacer montajes dantescos de una ponzoña sin límites. Desde Abascal clamando que “España es una cárcel chavista” hasta su portavoz en el Congreso M.Olona mintiendo en un directo de TVE que le sacó los colores a la formación de ultra ultra derecha. Por otro lado, la ultra derecha del PP pretende lo de siempre: controlar el país controlando la gestión del gobierno durante la pandemia porque ya lo dijo Casado en aquel mitín “los jóvenes de España son PP pero aún no lo saben”. Una realidad bien alejada de lo que las mayorías han votado en este país de forma democrática aunque eso le duela a la derecha. Porque a la derecha, le gusta la democracia cuando ellos ganan. Eso sí, llevan un mes diciendo que lo haría mejor que el actual gobierno pero no dan ninguna propuesta, cero.

Pero… ¿Qué hay detrás de toda esta campaña de acoso y derribo? El gran objetivo de la derecha española es, incluso por encima de tumbar el gobierno, acabar con Podemos. Al anuncio de los nuevos “Acuerdos de Moncloa” salieron los viejos dinosaurios políticos, Felipe González y Jose María Aznar, a recordarnos que Unidas Podemos no puede estar en la comisión de esos pactos, nos dicen (parece) que no son “legítimos”. No es que haya oposición a estos acuerdos, lo que se quiere es la cabeza de Pablo Iglesias. Se ha planteado hasta un cambio de régimen, de gobierno, con uno de “emergencia nacional”. La respuesta del presidente Pedro Sánchez fue clara y doble. Por un lado dijo que «Nadie me lo ha planteado, pero tampoco hubiera dejado que me lo planteasen. El Gobierno que lidera España desde hace muy pocos meses lo está haciendo con unidad de acción, generosidad, responsabilidad y un compromiso respecto a la sociedad española absoluto, más allá de las cuestiones que puedan salir en los medios de comunicación». Por otra parte, reforzó la posición de Iglesias en el gobierno asumiendo más cuotas de poder.

La campaña de derribo no empieza y acaba en los tweets e intervenciones de los diputados de la ultra y ultra ultra derecha. Sus amos del gran capital y de algunos medios de comunicación, de los más importantes del país, se encargan de que el mensaje llegue a la opinión pública. No es de extrañar aquel informe que sugería que España es el país de Europa en el que los medios están peorvalorados.

El derecho a la información está recogido como tal en la Constitución y ésta recoge que las mentiras y la difamación no sonamparadas en su marco legal como indica Joaquim Bosch en laentrevista a eldiario.es

La derecha de nuestro país siempre ha creído que España le pertenece porque con ella quiere hacer negocios y llenarse el bolsillo. Por eso ni le importa que las denuncias de maltrato aumenten un 50% durante el confinamiento ( https://www.publico.es/sociedad/violencia-genero-coronavirus-llamadas-016-incrementan-50-primera-quincena-abril.html ), ni quiere el IMV ( https://www.eldiario.es/politica/Gobierno-enfria-minima-inminente-Iglesias_0_1015248852.html), ni si quiera es capaz de apoyar a España en Europa con los coronabonos, situándose de forma ponzoñosa y anti-patriótica al lado de Holanda ( https://elpais.com/economia/2020-04-19/la-resolucion-sobre-los-eurobonos-genera-un-bronco-debate-entre-los-eurodiputados-espanoles.html ).

Todo vale con tal de quitar de en medio a Podemos y recuperar el poder antes de los cuatro años de mandato que el pueblo español decidió que PSOE y UP presidieran democráticamente.