España

La larga noche de España: 40 años de dictadura y 40 años de anestesia

España es un pueblo que a lo largo de su historia ha tenido más penurias que alegrías. Todas ellas, compartidas por los vecinos de distinta lengua y nacionalidad que la conforman y la fragmentan a día de hoy. La larga noche de España, la contemporánea, se trazó con un alzamiento de una parte del ejército en África en el 36. Se asentó con los cuarenta años de dictadura y continúo en una España que se acostaba como dictadura y se levantaba como democracia. Los centenares de miles asesinados por la dictadura siguen en cunetas. No se ha permitido reparar las heridas, construir la memoria histórica, juzgar a la dictadura y a sus culpables. Los torturadores siguen con sus medallas y pensiones en esta democracia anestesiada, en esta larga noche.

Solo conociendo nuestro pasado, nuestra historia podremos evitar que se repita. Pero de aquellos polvos estos lodos. Las declaraciones de Ayuso sobre la vuelta de la izquierda a “quemar iglesias” o las mentiras de Ortega Smith sobre las “13 rosas”, son claros ejemplos de un país en el que no hay memoria histórica. La dictadura no solo consiguió hacer suyos los símbolos y épicas del país sino fracturar la memoria de la gente y construir un relato que ha calado en buena parte de la población. La falta de memoria provoca en la gente de España una escasez de conciencia y capacidad crítica en dónde lo que interesa es no pensar, no analizar el pasado para entender por qué estamos en esta situación.

Los últimos cuarenta años de convalecencia han ido haciendo aguas en los últimos años cuando han saltado los casos de corrupción en el entorno de la Corona, la también corrupción del bipartidismo, la creación de un aparato policial por parte del entonces gobierno del Partido Popular para crear noticias falsas y acusar impunemente a una fuerza política que señalaba los males endémicos de la democracia española. Pero esto no acaba aquí. Que un presidente al que se le llena la boca al auto proclamarse “socialista” o “progresista” tenga la desfachatez de llamar al actual rey como la figura que representa los valores de la Segunda República, es insultar la gente de España y a la memoria histórica.

Que los poderes fácticos no desean que nada cambie es obvio. La deuda con los bancos del partido de Ciudadanos que ronda el 100% no es casual, que nada cambie. “Necesitamos un Podemos de derechas” dijo el entonces presidente del Sabadell. La deuda de los partidos que conforman el bipartidismo es evidente y real es su dependencia, que nada cambie. Que los miembros de algunos altos órganos judiciales sean elegidos por miembros del parlamento imposibilita una separación de poderes, que nada cambie. Las publicaciones de los grandes medios de comunicación para y por la destrucción a cualquier precio de partidos políticos no afines a sus intereses se llama liberad de prensa, que nada cambie. Los mismos medios de comunicación, creadores de opinión pública, que han bombardeado los telediarios y junto con editoriales que han fluido ríos de tinta a favor del “salvador” Juan Guaidó durante meses, ahora callan y guardan silencio tras saberse la falsedad de la quema de camiones en la frontera por parte de Maduro o las fotos de J.Guaidó con narcotraficantes. Que nada cambie.

La larga noche de España continua a día de hoy tanto en política interior como exterior. No sabemos cuanto más durará. Que no cambie dicen algunos…