Opinión

Las evidencias de la coyuntura política española

«Somos un país de perezosos mentales. Es más, de auténticos acojonados al pensamiento. Queremos fórmulas sencillas: quién es el bueno, quién es el malo. Por eso no creo que exista un estricto correlato entre el voto y la lógica. Cuando me dicen que los políticos son unos chorizos yo digo, bueno, y los votantes que los vuelven a votar son otros. Ningún político se atreve a decirle a su pueblo lo que yo digo: vosotros tenéis que criticarme pero yo a vosotros también. El pueblo también se equivoca y hay que decírselo, porque esa es la manera de ser iguales.”. (Julio Anguita).

La coyuntura planteada por el proceso, hasta ahora fallido, de investidura de Pedro Sánchez comienza a dislumbrar posiciones hasta ahora difíciles de prever que ponen encima de la mesa un cambio de estrategia para debilitar al rival hasta su desaparición desde dentro del sistema, o gobierno de coalición. El avance hacia otro fracaso de investidura invoca a que barones y figuras de gran peso dentro del aparato político del PSOE inviten a nuevas proposiciones al ejecutivo de éste con el mismo fin que siempre: destruir a Unidas Podemos, desde dentro del sistema. No es casualidad que el momento internacional de crisis como el Brexit, los indicios de nueva recesión económica mundial y en especial europea, la desconfianza en la política y sus instituciones… fomenten un cambio de estrategia en el poder, porque el sistema lee bien las señales y entiende que dado el momento histórico que vivimos es más que probable un estallido social, como un nuevo 15M, a una confianza de la ciudadanía en los poderes fácticos y partidos tradicionales.

Esto plantea a Unidas Podemos, por parte del sistema, a que entre en el gobierno como socio para desde dentro destruirlo. Sin embargo, éste partido debe leer la situación actual que vivimos para evitar esa trampa sin renunciar a estar dentro del gobierno. Porque debe entrar. Debe entrar para hacer respirar a sus exhaustos votantes y demostrar que el voto de la izquierda es útil y transformador. La permanencia en un papel de oposición crítica puede condenar al partido a un estado residual dentro de la política española. Sin embargo, ¿por qué aceptar un papel sin competencias como el ofrecido retiradamente y que los medios de comunicación blanquean para culpabilizar de avaricia política? Los medios de comunicación articulan el país y dirigen la opinión pública en función de sus intereses. No hay más que ver como repiten una y otra vez el inconformismo y búsqueda de sillones por parte de UP como máximo responsable y culpable de una nueva repetición electoral el 10 de noviembre. Aceptar un papel sin competencias en el gobierno es decir a sus electores que su voto no sirve para nada. Significa blanquear las mentiras del PSOE durante todo este tiempo y renunciar a toda posibilidad futura de seguir creciendo. Ya se vió claramente que el gobierno de coalición o a la portuguesa durante los nueve meses que el PSOE gobernó en solitario con el apoyo de las fuerzas progresistas no funcionó. No funcionó porque el PSOE incumplió su palabra y los acuerdos firmados para su investidura tras la moción de censura a M. Rajoy.

Si esa nueva estrategia por una parte del sistema de dotar a UP de responsabilidades ministeriales se concreta en un gobierno de coalición palpable y con competencias, es para, también, destruir a UP evitando el estallido social más que probable que se ve en el horizonte con la posible crisis que está por llegar. Es ahí donde las fuerzas de izquierda deben estar alerta, deben mantener un constante flujo de información transparente entre ellos y la gente.Solo así, pueden evitar que un momento histórico en la política española pase de transformador a residual. Tendrá por supuesto a los medios de comunicación mainstream del país en contra, señalándoles. Cada pequeña victoria se intentará transferir a la voluntad “socialista” del PSOE como ya se hizo con la subida del salario mínimo a novecientos euros.

No hay que ceder ni bajar la guardia. Hay que luchar por el relato. Los círculos y confluencias deben apostar por lo común, sin renunciar a sus diferencias e identidades singulares en aras del cambio. La transparencia en la comunicación con la gente y el cese de disputas internas pueden significar el inicio algo tan simple de entender como es cumplir con el mandato social de la Constitución y los valores sociales y progresistas que se incumplen constantemente. Derogar la reforma laboral, la ley Mordaza, invertir en educación pública y sanidad, energías renovables o retener el talento invirtiendo en I+D. Llegar a un consenso para frenar los desahucios y fomentar por la igualdad entre hombres y mujeres. Todo ello para transformar nuestra sociedad, reduciendo la desigualdad que no para de aumentar, democratizar la política tanto nacional como europea.