América Latina

Perú, el éxodo de los olvidados. Cuando solo queda huir del hambre.

Los olvidados siempre han sido héroes anónimos. Gente que ha luchado por una vida digna, y en demasiadas ocasiones por mucho menos, comer tres veces al día. Se estima que casi un 70% de los trabajadores de Perú son informales. Este término se refiere a aquellos trabajadores que realizan servicios y trabajos no amparados bajo el Estado, sin derechos, sin protección, con sueldos de 200 euros al mes. En Lima con el coronavirus poniendo el jaque la capacidad de reacción del país frente a la pandemia, miles de ciudadanos abandonan la capital. Sin embargo, no huyen de la pandemia sino del hambre. Por delante tendrán cientos de kilómetros hasta regresar a sus pueblos.

Ahora sin recursos, cansados, con hambre, unos regresan a pie por el que será un camino desolador. Centenares duermen en las calles de la ciudad esperando a ser movilizadas de vuelta a sus casas.

Vendedores ambulantes, pintores y otros trabajadores eventuales son los excluidos y marginados de la crisis. Tras no obtener ingresos, en su situación ya de por sí precaria, fueron desahuciados o expulsados de sus casas o habitaciones. Sin un bocado que llevarse a la boca, caminan por el arcén de la carretera camino a sus pueblos de origen. Otros que acudieron por trámites puntuales a la capital, quedaron atrapados por la pandemia y el confinamiento. Ahora sin recursos, cansados, con hambre, unos regresan a pie por el que será un camino desolador. Centenares duermen en las calles de la ciudad esperando a ser movilizadas de vuelta a sus casas. Muchos de ellos y ellas, desistiendo de la espera, optaron por unirse a alguna de las caravanas de viajeros y viajeras a pie que salieron de Lima.

El gobierno afirmó que existen más de 167.856 personas inscritas en el procedimiento para su traslado a sus pueblos de origen. Una ayuda de unos 220 euros, que en palabras del gobierno, llegará al 70% de los hogares no termina de ser todo lo ágil que debería tras más de cuarenta días de pandemia en la que tanta gente no tiene nada que llevarse a la boca.

En Perú hay unos treinta y dos mil infectados y casi 800 muertos, solo superado por Brasil en la región. Entre la necesidad de buscar algún ingreso para sobrevivir el día a día y la desorganizada cuarentena que entró en vigor el pasado 16 de marzo, el país vive un momento trágico en la que huir y caminar a casa parece la única posibilidad de sobrevivir.