Derechos Humanos

Las palabras importan, las reivindicaciones también

Cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, superviviente de dos mociones de censura a día de hoy, decretó (allá por 2022) «el fin de la abundancia» no estaba siendo pretencioso. Esto podría parecer algo anecdótico, pero la realidad es que la base material, en el mas puro estricto y literal de la palabra, de nuestra civilización, se encuentra en descenso. Lo que el doctor leonés en física teórica y científico del CSIC, Antonio Turiel, apunta es hacia la siguiente crisis de la civilización provocada por la escasez de materiales.

La realidad de las condiciones de vida frente al relato

A pesar de todos los avances científico-técnicos, cabe constatar que las condiciones de vida de la mayoría de la población retroceden. Un buen Indicador para comparar las condiciones de vida entre dos generaciones podríamos decir: las posibilidades que tiene cada una de ellas de ser independiente. Para medir y contrastarlas, una medida indudable en la que podemos sustentarlo es el ingreso de forma regular. La materialización de esa independencia pasa por tener una vivienda. Sin embargo, esto no se concreta porque se convierte en objeto de especulación. Según la FAO, se producen alimentos para nutrir a 12mil millones de personas. Actualmente en el planeta hay 8mil millones. Y sin embargo, hay mas de 800 millones de personas que pasan hambre (Arrizabalo Montoro 2022).

Lo que se deduce de todo esto es que la relación entre el capitalismo y los trabajadores es una relación inconciliable (Marx 1867). Y las palabras, que no son neutrales, importan. Porque la plusvalía (Marx 1867) no es ni más ni menos que explotación. Y esa explotación es el beneficio de los capitalistas. O lo que es lo mismo: el excedente no pagado a los trabajadores.

A diferencia de España, en donde existe un paternalismo cortoplacista de los partidos del tradicional bipartidismo (PP-PSOE) a la hora de explicar a sus ciudadanos la realidad, en Francia siempre han sido más avanzados aunque no por ello se garantizan las condiciones de vida de las personas. El fin de la abundancia, la escasez de materiales, va a ser la siguiente gran crisis en medio de nueve límites planetarios, de los que se han superado cinco. Pero esta crisis no será solo capitalista, sino de civilización (y de especie). ¿Y cómo responde la civilización, por ejemplo, la europea? Declarando el gas natural como energía verde y aumentando un 5% la extracción de carbón. Una de las fuentes de energía más contaminante y destructiva.

La reivindicación de los derechos humanos

Los derechos humanos y el medio ambiente deben subordinar a la economía. Dicho lo cual, ¿está capacitada Europa para garantizarlos en este contexto de escasez cuando se subordina a los intereses de las transnacionales estadounidenses en la disputa por el comercio de las materias primas en plena caída? Los derechos humanos y el medio ambiente deberán ser defendidos por las personas incondicionalmente, porque son reivindicaciones legítimas (Arrizabalo Montoro 2022) de la mayoría.