España

14 de abril, claro que hay que homenajear a la Segunda República. Y empezar a hablar de la Tercera.

En un día como el pasado 14 de abril, España proclamó la Segunda República haciendo que el país sonara por primera vez como Europa. Significó la abolición de dos de los grandes males que España arrastra desde los Reyes Católicos. En primer lugar, una monarquía alejada del pueblo y todos los privilegios de la aristocracia. También fue la separación de la iglesia y el estado (monarquía) con todo el monopolio de la moral y la educación. La cultura era vista como un bien de todos y para todos. Las mujeres comenzaron a tener derechos y se entendía el país como lo que es, una nación de naciones al sacar adelante el Estatuo de Cataluña. Nunca un presidente del Estado fue recibido así en Cataluña.

Para la gente (de la ultra y ultra ultra derecha), Pablo Iglesias no tiene perdón de Dios. ¿Cómo se le ocurre al vicepresidente “ilegítimo” elogiar a semejante esperpento experimento progresista desde Moncloa? ¡Que monte su propaganda filocomunista bolivariana en su mansión de Galapagar, hombre ya!. Lo que no entienden estos monstruos de la ultra derecha y sus esbirros, es que el respeto por las actuales instituciones no es incompatible con tu ideario ideológico. Peores cosas se han visto, pero eso no les interesa porque su memoria es corto placista. ¿Acaso Fraga no era ministro de una dictadura y luego se sumó, como tantos otros, a la bonanza democrática? Parece que la estrategia de Goebbels de repetir una mentira mil veces hasta que se convierta en verdad forma parte de los pilares de esta casta que intenta convertir, de nuevo, a nuestra patria en su cortijo. Pero ahí estuvo entonces la mayoría progresista o el mayor gesto solidario jamás visto como las Brigadas Internacionales para intentar, sin suerte, evitar que eso sucediera con el golpe de estado del que posteriormente sería el dictador y genocida Franco que decidió alargar la guerra porque le sobraban españoles.

Sin embargo, aunque la Segunda República fue el intento más progresista de toda Europa y hay que recordarla y homenajearla, tenemos la obligación, aquellos que nos consideramos sus herederos, de hablar de la Tercera República. La covid19 ha puesto de manifiesto los síntomas enfermizos de un sistema neoliberal putrefacto y corrupto en favor de una minoria, en contra de la mayoría. Pero cuidado, no podremos bajar la guardia porque ya están intentando buscar un culpable y la justificación de este sistema siempre apunta a un tercero. Porque siempre ha sido así. Primero los jóvenes, luego los pobres, más tarde serían los árabes, hace unos años han sido los inmigrantes… ¿a quién señalarán ahora? ¿A las mujeres? ¿A las tradiciones de los chinos? ¿Venezuela?. Hoy mismo se ha conocido que el gobierno de coalición de España ha emitido una propuesta a Bruselas para compartir de forma mutualizada, como una Europa unida, la respuesta a una crisis ajena a los deberes y políticas de cada estado miembro – como sucedió con Paises Bajos cuando intentaba criminalizar a España o Italia por no haber sido lo suficientemente austeros. Por cierto, Holanda es campeona mundial en evasión fiscal.

No se puede concebir una Tercera República sin Europa, ¿pero esta Europa?. La Tercera República se comenzará a forjar cuando España decida encabezar un nuevo proyecto de Europa en el que los estados del sur no sean una simple periferia que paguen los caprichos del centro y norte de la misma, los grandes beneficiados de la union monetaria. Por ello la correlación de fuerzas con Portugal, Italia, Grecia, incluso Francia y otros paises debe ser una realidad enviando propuestas basadas en los datos y el razonamiento sosegado del estudio que promuevan los valores republicanos: igualdad, fraternidad y libertad. Hay que preguntarnos qué pais queremos ser para conformar esa Tercera República, esa democracia auténtica que debe pasar por una apuesta por la cultura. Un reformulación de la relación del Estado y la Iglesia. Se bería recuperar el tejido industrial y productivo perdido porque no puede ser que no se puedan fabricar máscarillas y guantes para luego acudir a un mercado salvaje, del todos contra todos. Hay que buscar la igualdad entre el hombre y la mujer, que los cuidados sean reconocidos a todos los efectos sociales, jurídicos y económicos… son tantas las tareas pendientes, algunas recogidas en esa Costitución del 78 de la que a algunos solo les interesa parte de ella.

Alguien dijo una vez que la monarquía es el tapón para una Tercera República y una nueva Constitución que nos traiga una democracia auténtica. ¿A qué esperamos para descorchar esa botella?.