Opinión

Volver al orden, camino al bipartidismo

Tras la ruptura de la estabilidad sistemática bipartidista en España con la irrupción del movimiento de los Indignados y su canalización hacia una formación política como es Podemos, los poderes fácticos saben que esa fuerza política puede intervenir en las estructuras de poder y stablishment y en los privilegios que gozan aquellos que conforman los pilares del poder en España y su relación con las élites europeas. Tras dos sesiones fallidas de investidura de Pedro Sánchez, se puede observar que el PSOE busca la destrucción de Podemos por tres razones: la élite y el poder no lo permitirá, el PSOE busca volver al bipartidismo marginando y acusando a Podemos de ser los responsables de no haber podido formar gobierno progresista y en tercer lugar, el PSOE no es un partido de izquierdas. Es un partido del sistema.

España tiene tres desafíos esenciales que deben de ser afrontados. En primer lugar sería Europa y el sustento de los derechos sociales como mecanismo para que su clase media mantenga unas democracias “sanas”. Por otro lado, el mantenimiento del estado del bienestar en España: educación, pensiones, sanidad, derechos laborales, igualdad, medio ambiente, etc. Por último, tenemos el peculiar problema de la España plurinacional. La irrupción de Podemos golpeando el tablero de ajedrez de la política española ha demostrado ser la única fuerza política con la capacidad de realizar cambios en el seno del Estado con la contundencia suficiente como para permitir una transformación del modelo social y económico.

Ésto conllevó la pérdida de electorado por parte del PSOE y a pesar de que Pedro Sánchez fuera expulsado del partido, a pesar de sus comentarios acerca de las presiones del poder y los medios en su contra o por la posibilidad de un pacto con Podemos… no ha cambiado de estrategia. Continua desde entonces con la misma táctica política: debilitar a Podemos con el único fin de recuperar el bipartidismo, culpabilizándoles de su propio egoísmo, falta de programa e idea de país. El núcleo del PSOE no entiende la realidad y las exigencias que la gente de un país plurinacional y progresista como España demostró en las urnas. No entiende, o no quiere entender, si para ellos lo más importante es tener el poder y el relato, lejos de las necesidades de la ciudadanía.

La estrategia de controlar el relato ha pasado por pedir técnicos independientes, vetar al candidato legítimo de más de tres millones de votantes y simple y llanamente por no hacer nada para conseguir los apoyos necesarios y menos aún hablar de «programa, programa, programa«. Esto nos hace reflexionar que esta táctica sugiere señalar a Podemos como el responsable de todos los males de la no investidura para recuperar votantes y una posible abstención de la derecha del PP que facilite un gobierno en solitario de Pedro Sánchez. El gesto de Pablo Iglesias retirándose del acuerdo para no ser una excusa medró los planes del PSOE.

El sistema, incluido el PSOE, apunta al enfriamiento del mandato del pueblo consiguiendo que las fuerzas emergentes queden en algo residual con la posterior e inmediata vuelta al orden y camino al bipartidismo.

Pero lo más preocupante es la posibilidad de que Sánchez no tenga un programa político e incluso peor, de país. La CEOE, Europa, los fondos buitres han respirado hondo por la fallida investidura. El periódico británico “The Financial Times” publicó la necesidad de que Rivera considere su posición para un gobierno PSOE-Ciudadanos.

Nada de esto es sorprendente. El neo-liberalismo ha conseguido calar en gran parte de Europa. La sociedad española parece anestesiada anteponiendo relatos que juegan en su contra. Los movimientos sociales, feministas y ecologistas son la única esperanza.